lunes, 12 de marzo de 2012

Me acuesto con tu remera puesta, me arropo en las sabanas que me regalaste, respiro tu espíritu robado, duermo al calor de tu cuerpo incorpóreo. 
Soy lo que moldeaste, veo lo que creaste, vivo una vida fundida en el asfalto que caminamos.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Resoirar el alma de aquella persona, es demasiado dulce para mi nariz . . .

Jorge Alejandro Favre Niveyro dijo...

¿Añoranza? ¿"Saudade"? ¿Que va a haber después de todo lo vivido sino un ser moldeado a tu gusto pero no a tu imagen? Con esos trazos con los que nos identifican con solo leer nuestras cartas.
Me obligo a probar el chocolate con almendras sin enseñarme como dejarlo. Quien venga no nos tendrá originales, así. Trendrán que lidiar con un alma que anda siempre en busca de aquel color que alguna vez vio en otro mundo y que desgraciadamente hoy ni vestigios quedan en este.

Abrazo.-

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