Cómo se supone que vas a pagar por lo que rompiste y otros reproches más y ella ya estaba cansada. Lo quería mandar a cagar. Le contestó en cambio, que si no tenia plata para comprarle los libros de la facultad, no entendia como se le podria cruzar por la cabeza pedirle plata para un betún. La conseguiría por sus propios medios: Los libros y el regalo.
Salió corriendo de la jugueteria sin volver a mirar ni al chino ni al patio lleno de plantas ni a facebook. Llegó hasta un pasaje oscuro que ella ya conocia muy bien, porque en la esquina se encontraba su local preferido de ropa. Se detuvo a mirar una remera y sintió frio. En frente, sentados con la espalda apoyada en la pared de Banco Provincia y tomando cerveza se encontraban unos chicos de caras borrosas. Algo más en la escena le llamó la atención.
La ventana estaba abierta y veia al anciano sentado mirando la tele. De pronto su mamá estaba a su lado mirando la misma escena pero con otros ojos. Tuvo miedo y no supo porqué pero sabia que algo no era normal.
Y entonces lo vio. Un hombre de mucha edad, unos cien años aproximadamente. Caminaba encorvado y tenia los pantalones bajos, no lo vio pero sabia que sus genitales estaban expuestos. Lo que sintió fue mucho más que simple miedo, un pánico dificil de explicar. Sintió el peligro. Y el viejo entró en la casa del otro y ella continuó mirando por la ventana porque necesitaba saber qué iba a suceder. Como una película. Miró a su costado y vio que desde la avenida que cruzaba con el pasaje se acercaba un individuo de mucha estatura con un sombrero alto y de traje. Le recordó al hombre extravagante de ojos saltones dueño de una fábrica de chocolates. Pero éste estaba vestido de gris. Una sensacion de vértigo la recorrió.
El hombre viejo ya no miraba la televisión. Ahora estaba atado a su silla y fue en este momento cuando ella se dio cuenta de que nada estaba bien. No habia forma de que lo hubiese atado con tanta velocidad, habia algo en el otro anciano que era macabro. Sus manos temblaron y al mismo tiempo el hombre con los pantalones bajos Alzó una mano y un resplandor plateado mortífero surgió de la misma. Ella ya no soportó mas. Gritó. Su pavor era extremo. Estaba al borde del abismo. Temía enloquecer de terror. Mamá, lo va a matar! Hay que hacer algo! Esta loco! Mamá, tiene un cuchillo!! Llamá a la policia. Pero su madre estaba abstraida y le tiró el celular. Llamá vos le dijo y salió corriendo.
Su cuerpo temblaba incontrolablemente y apenas podia sostener el telefono. Al primer intento marcó mal: 977. Volvió a intentar: 911
Hola titubeó.
Ya mandamos a la patrulla juvenil le respondió la voz femenina al otro lado, al escuchar su voz adolescente.
No, no es eso. NO no es eso gritaba al borde del espasmo. Mataron a un hombre.
Ah, es otra cosa.
Si, te digo!! Fue un viejo, un viejo de pantalon bajo, entró a su casa. Trató de articular entre un aullido y lloraba. Lo mató.
POR FAVOR VENGAN!! Yo voy a esperar a la patrulla juvenil pero vengan. Nadie entendia lo grave de la situación? Nadie entendia que el terror la habia paralizado hasta el punto de que le doliera cada centímetro de piel? Jamás habia sentido tanto pánico en toda su vida y no comprendía porqué si la situación no la involucraba, por qué se quedó allí? Por qué sentía que estaba a punto de morir ella también? El pasaje estaba muy oscuro, y trató de darle una dirección a la mujer del teléfono pero de pronto toda la pared estaba llena de carteles indicadores. Se decidió por el que estaba más a la esquina. Eran dos, uno abajo del otro.
Estoy en Asamblea y San Nicolás V dijo en un alarido aterrado y cortó.
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