Buenos Aires, ciudad de desconocidos. Metrópolis de la aceleración y la ausencia, de la desesperación por correr. Calles atestadas y vacías, luces y cafés. Humo de cigarrillos distantes. No puedo dejar de pensar que te conozco de algún lado y que alguna vez te amé y ahora separados por el destiempo tus rasgos son confusos y tu voz que susurraba a mi oído cada noche no es más que un simple murmullo lejano. Sí, definitivamente te crucé ayer y no paré a saludar.
Me olvidé del sabor de tus labios y del calor que emitían nuestros cuerpos al rozarse. Tu sonrisa es una mueca y mis manos están frías.
A veces sueño o tengo un dejá vu, quizás sea un recuerdo o el esbozo de algo que pasó o simplemente un dibujo que me decidí a imaginar en un viaje en subte. Vos y yo y los años olvidados. Somos dos desconocidos en esta misma ciudad, anhelando pieles lejanas cuando las nuestras están a la par.
Hoy es hoy y las memorias de lo que fuimos son tan borrosas que mi pecho ya no se quema cuando veo tus fotos ni reacciono ante las miradas de aquellas. Ya no recuerdo, ya no te siento adentro mío, ni siquiera cerca.
Después de tantos días, drogados como estábamos tu boca hablaba de nuevo. Tu piel contra la mía, dos anónimas. "Es recorrerte de nuevo, como si no nos conociéramos. Juntos y a la vez tan separados, la falta de costumbre por ya no tenerte a mi lado, cuando amanecíamos cada día"
Buenos Aires, capital del desencuentro, de la nostalgia, del olvido. Sigo sin explicarme cómo nos ahogamos en este océano de apatía y ceguera, como tus huellas se borraron de mi cuerpo, como fue posible olvidar lo que se sentía compartir el alma con vos y los días, las noches, las tardes, la vida.
Y una vez más esta madrugada estamos bajo el mismo juego de sábanas, desnudos, recordándonos, queriéndonos por unas horas, fingiendo que el tiempo no pasó. Y yo estoy helada a mil kilómetros de distancia en mi mente y te beso y te toco. Ya nos sabemos de memoria, esta es solo una vez más que se suma a todas las otras, pretendamos que seguimos teniendo dieciséis; Porque mañana yo estaré en mi avenida y vos en la tuya y no volveremos a hablar.
Buenos Aires de invierno, Buenos Aires lluviosa, eterna madrugada. Caminamos sin tomarnos la mano de nuevo, amigos con derecho, buscando un colectivo que me lleve a mi otra vida, esa de la que ya no formas parte. Buenos Aires encandilada, Buenos Aires que tiembla, esta noche sos nuestra. Hasta que nos perdamos en la niebla.
-Para siempre-