lunes, 10 de diciembre de 2012

Te busco, Paz y no te encuentro. Te grito, Paz y escucho el eco. Me dejas vagando sin aire en el pecho. Cierro mis párpados y me pierdo en el tiempo.
Llegas como siempre, cuando menos te espero, me besas el cuello., me calás los huesos. 
Y tu calor, voluta incorpórea, invade y me estremezco.
Te ansié tanto, te añoré como nunca, en el apocalipsis paulatino de  mi universo.

El viento silva desesperado a la cascada en la ventana, proclama que volviste y aclama que no salga, porque vos y yo sabemos cómo es esto, huis sin previo aviso y vaciás de luz cualquier incendio. Se extingue mi juventud en días como estos


Estás acá y sonrío, se congeló el segundo glorioso en el que te percibí.. Y asi, vivo para buscarte, muero por perderte y renazco para encontrarte. 


Todo se reduce a vos, 
Paz 
y todo acaba en vos.




jueves, 18 de octubre de 2012

De vez en cuando me dolés en silencio. 
De vez en cuando todavía te lloro.
De vez en cuando lleno la bañadera de agua y me sumerjo pretendiendo que la pena se va a desprender y va a quedar flotando separada de mi cuerpo inerte. Y así te vivo en agonía simulando que sos mi dolor, porque así seguís siendo parte de mi y me acompañas a todos lados. Y así solo encuentro paz cuando te padezco y el resto del tiempo sigo padeciendo cada una de mis actividades cotidianas que matan mi esencia lentamente porque no me dan un segundo para pensarte y seguir doliéndote para encontrar mi paz.
Y de vez en cuando cierro los ojos buscando un poco de tranquilidad y arremeten contra mi unos cuantos videos caseros que mis ojos grabaron hace tiempo y archivaron en algún armario de mi cabeza, escucho tu voz en un susurro casi inaudible. Eso ya dice algo. 

Seis pájaros negros en mi pecho simbolizan la libertad de mi alma. Pero el agua hoy me dijo que mi alma solo es libre cuando esta atada a la tuya. 

Y luego ahogó a los pájaros cruelmente y me encerró en su jaula.



domingo, 17 de junio de 2012

Tengo una caja de esas pastillas blancas y si cierro los ojos son de colores vivos, Son vivos seguramente para revivirme a mi, para despertar a este sueño que lleva fallecido un par de... siglos?. Tengo una caja de pastillas chiquitas para que dejes, para que quieras dejar de sangrar.
Los parlantes explotan un millón de estrellas que detonan al fin mi cerebro, yo siempre las vi azules, jóvenes, qué sorpresa al darme cuenta de que en realidad son todas ancianas y están a punto de apagarse, que vos, ella, él, el mundo ve el cielo nocturno iluminado de amarillo y blanco. Yo quiero que sea azul, como el mar en el que siempre me hundí, llena de paz. Y va ser eternamente, del color de mi olvido.



jueves, 24 de mayo de 2012

Todo se desplaza y así también la calma. Las agujas del reloj dan las tres de la mañana y me desvelan, todas las noches desde hace ya trescientos noventa y siete días.
 Una receta de letra ilegible para una medicación que no puede leer el dolor ni la intranquilidad, mucho menos curarla. Cuánto más se puede desear volver al estado natural, a los espirales de colores en el cielo raso, a los diamantes en el asfalto, al brillo intenso que irradian las esporas. Cuánto más esperar para volver a aspirar sabores y a escuchar aromas.
La mente no asimila el cambio de frecuencia, no reconoce el tiempo, se esconde adentro del tubo hermético por sus propios medios porque es lo único que recuerda, porque no comprende que tiene la llave de la puerta. Y así veo a este cuerpo desfalleciente, tendido en el parquet del tubo, contar con los dedos una y otra vez, trescientos noventa y siete, hasta disolverse.



jueves, 3 de mayo de 2012

Solté un alarido desesperante y desgarrador, quebré mis cuerdas vocales, ahogué mis pulmones. Me penetraste las pupilas con el brillo de esos ojos. Una palpitación. La respuesta, tu mueca de desdén, tu carcajada como un témpano, desalmada. 
Venían hacia mi con sus tentáculos, a succionarme las palabras y el tiempo. Caí sobre el colchón y la cama derruida rechinó, se me secó la sangre adentro de las arterias, mis párpados se cerraron. 
Blanco, todo es blanco en la profundidad del lago y respiro sin dificultad, no hay terror ni uñas que se clavan en la palma de mis manos, no hay mordizcos, mis labios estan intactos y ya no son víctima de mis propios dientes inyectados en ellos. Los múslos se relajan y entonces nado, nado hacia la nada blanquecina de mi ensoñación, hacia mi perfecto apocalipsis.
Y la muerte comienza de nuevo.
Grito, hago señas. Una réplica viva de mi ante mi vista tiene una alegre charla con vos en el lavadero y siempre va a ser así, porque todos los días te observo inventarme para creer en la solidez de tu mundo. Exhalamos el humo del cigarrillo que compartíamos, al mismo tiempo, sonreimos. Lo apagás en mi piel. Se apagan las luces. Cerrás la puerta.
El silencio, el zumbido en mis oídos. Mis costillas se disuelven. La niebla, el reloj. 
Y vos, golpeando la madera de la puerta,eterna. Giro el picaporte, la cerradura se falsea.
Madre. 



lunes, 12 de marzo de 2012

Me acuesto con tu remera puesta, me arropo en las sabanas que me regalaste, respiro tu espíritu robado, duermo al calor de tu cuerpo incorpóreo. 
Soy lo que moldeaste, veo lo que creaste, vivo una vida fundida en el asfalto que caminamos.



jueves, 23 de febrero de 2012

Buenos Aires explota madrugadas, mi cabeza intranquila entreteje las lineas que alguna vez escribimos. La tierra late, la sentís vibrar? la música estalla, las luces queman y mi delirio busca una coherencia entre la multitud, en cada vida que se avecina. Mi pecho sin aire, mis labios secos, mi mano busca una mano, mi piel siente tu calor deslizarse en la distancia que nos separa.
Voy recorriendo partes de mi historia, buscando aquella astilla que causó la herida y se dio por fugitiva, uniendo memorias, este carnaval esquizofrénico.
Un cuerpo que encierra a tantas personas, una cárcel de manías. Quién sos? Quiénes somos todos nosotros?
Una multiplicidad absorta que busca comprender, que busca, que busca y no encuentra.
La ausencia, mi delirio, esta escena. Cada color que arremete contra mis pupilas, el aire helado que en mi boca se transforma en agua. El pasto con aromas del pasado, la intensidad de la llovizna, gotas que lavan angustias. Las drogas, las drogas.


lunes, 23 de enero de 2012

Mi silencio y la soledad,

el tiempo arrebatado de las manos y el aire consumido. Esas hojas de otoño que ya no puedo recorrer. Mis colores ciegos.
Mi ausencia y el olvido; la astucia del viento que recorre nuestras pieles rememorando el camino hacia nuestro pecho. El suspiro cómplice. Nuestras manos.
Todos aquellos cigarrillos, el humo fundido en los vidrios nublados como mi espíritu. Vago esta noche en vela, esperando encontrar algo en vos que hace tiempo perdí de mi.
Revuelvo el café como en viejas rutinas de madrugadas insómnicas pero no me encuentro, no te encuentro; las melodías que traían paz son agrias, mis pómulos húmedos arden y el espejo devuelve una mirada  desconocida e insensata. Esas seguridades y certezas, esa persona que creía tener el mundo en su garganta ahora es un estropajo estático y moribundo. 
Despegar los labios y respirar desesperadamente, por la mente que no para de maquinar, que nunca calla y taladra hasta matar. Necesito la luz y mi aire prófugo, mi sombra plasmada en esta pared desaparece sigilosamente y me abandona, dejándome ahora si, completamente sola, rogando por que vuelva y ahuyente estas horas maltrechas.
Faltan los minutos y falta el espacio, queman los días de verano en el recuerdo de mi juventud robada.