lunes, 27 de septiembre de 2010

Geroglíficos.

Ella escribía con un marcador indeléble tantas letras palabras y frases, inundó de ellas las paredes, los espejos, el cielo razo. Todo lo invadió con palabras y sin embargo solo ella las leía de la manera correcta, en un orden progresivo desordenado entendible sólo para algunos y esos algunos sin embargo jamás supieron interpretarlas, aunque ella pensó que así lo harían, porque las trazó a su medida, sin embargo fueron ininteligibles dibujos en un paño. Miraron fijamente recorriendo la casa con sus desorbitados ojos y luego dieron la vuelta y salieron por la misma ventana por la que habían entrado, parloteando indiscriminadamente en un idioma que ella creyó conocer pero que en realidad ya no comprendía. Solo los observó en silencio, esperando algo que jamás pasó.

Ella habitó entonces en soledad  aquellas paredes llenas de geróglificos y al fin entendió que se encontraba en una caverna, en el tiempo y espacio equivocados. En un universo paralelo, en una dimensión en la que las horas corrían de forma anacrónica en relación a la de aquellos seres.Y leyó una y otra vez aquellas palabras dibujadas con su mano, durante segundos o años, que más daba, aquel lugar habia sido escrito en la eternidad. Las releyó tantas veces encontrandole sentidos distintos acorde pasaba el tiempo, pero las palabras que alguna vez quiso decir siguieron siendo las mismas. Las leyó una vez más aquel dia hasta finalmente caer dormida en el suelo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El tiempo olvida.

Creí que alguna vez habia sido importante para vos, una de las personas más relevantes de tu vida y es que tanto tiempo compartido, tantas risas, llantos, tantas cartas, paseos y secretos... Cada circunstancia se prestaba para hacer pensar eso incluso cada letra que usaste para explicarme tantas cosas. Quizás lo imaginé yo o quizás vos también lo hiciste. Pero me doy cuenta de que la única que contaba sus secretos era yo, lo tuyo solo eran anecdotas minuciosamente detalladas con sabor a misterio. Y todas tus lágrimas que atrapé en mis manos para que no chocaran contra el suelo, y todas las largas conversaciones de madrugada, Las palabras de consuelo. Tantos años. Todo fue una mueca fingida y casi desdeñosa.
Con melancolía viniste hoy a mi memoria y decidí leer todas y cada una de tus notas. Esperaba algo, pero no se qué, algo que al llegar a la última o mejor dicho a la primera, no encontré. En algunas líneas me vi reflejada, pero sin embargo no era yo, no eran para mi ni de mi. Figuraban los nombres de todos, hasta los personajes no solo secundarios sino terciarios, sombras, reflejos, difuminaciones infimas. Dabas cuenta de todo y de todos aquellos a quien conociste, cada persona, cada lugar y cada sensación. De todo menos de mi. Mi nombre no aparecía en ningún lado, salvo en un texto en el que relataste el dia en que prerdí  el hilo, mi cabeza, mi conciencia, el dia en que dejé todo ir. el día en que  arruiné la noche, y ese dia estuviste para mi y me acompañaste y crei que no guardabas ningún rencor. No, rencor no, yo no habia hecho nada malo, solo triste y derramé mi pasado y mi cordura, lo que del ella quedaba,  Derramé mi inconciente en tu hombro y en el agua y vos lo sostuviste. Jamás pensé que después de todo lo que pasé con vos y por vos, ibas a ser justamente quien me pasara factura de eso. Pero efectivamente, en el único lugar donde figuraba una alusión a mi, era en el relato de una caida, después de haber escalado tanto de la mano.
Y aún esta tarde, a veces te recuerdo y te extraño y miro hacia atrás con añoranza en mis ojos.
Necesito nuestras palabras, pero mi nombre no aparecia escrito en ningún rincón. En la nada.

Esta tarde juró dejarla atrás, y la caja voy a quemar.
Mis memorias ya no están. Ya no existe el bien ni el mal.
Solo olvidar.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Inevitable, impredecible.

Cuánto durará esta paz, cuanto durará cuando al fin estalle el huracán?
cuánto tradará luego en regresar? Una impredecible normalidad, una hastiante neutralidad. Y cuando esté cansada de volar sabrá quien como la voy a añorar.
En aquel infimo instante en que comienza a garuar, y la gota se desliza hoja por hoja hasta ser absorvida por la tierra, impactada contra una ventana e impresa para siempre en aquel vidrio.
Mi ojo atraviesa la gota y observa la concavidez que deforma el paisaje a través de ella y la cantidad de colores que encierra dentro, todo un universo dentro de una molécula de agua. Mi dedo se posa en la transparecia y la aplasta, y la desfigura deslizandose por todos lados. Mi palma mojada y el universo se encuentra esculpido ahora en ella.

La lluvia trae la calma y aquella quietud tan amenazante. Me inquieta saber que luego de la pequeña garúa,  las  gotas tranquilizantes, azotará la tormenta, me inquieta no saber donde estaré cuando eso pase.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Calada

Los dias de disociación habian llegado a su fin. El frio correspondiente al invierno parecía haber caducado pero esta noche la primavera habia muerto y la incertidumbre la calaba hasta los huesos.
Se sentó, con la mente tan ida. Trataba de analizar esa sensación de extremo cambio, porque se había transformado en una persona tan radicalmente distinta a  la que habia sido en años pasados, pero tal vez- pensó- todo eso pasaba por su mente, tal vez nadie lo habia notado. De todas formas, era positivo. Se sentia limpia, renacida. La cuestión radicaba en que no llegaba a adaptarse a la sensación de vacio que le producia el verse obligada a mantenerse en sí misma constantemente, en un tiempo y espacio no determinados por ella sino por la reailidad. Sentia que su visibilidad estaba siendo coartada.
Llegó a la conclusión entonces, de que lo que realmente la perturbaba es que ahora existía un limite entre ella y su interior, entre el interior y la fantasia, pero entre su mundo y el mundo ya no existía la frontera.  La realidad había salido de su escondite y pretendía tragársela.
Habia sido transportada y puesta en aquel lugar prediseñado, se sentía una extranjera sin idioma.


Y sostuvo su mirada entre sus manos.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Hojas en blanco y senderos dibujados.

Vida, una hoja en blanco que vuelve a ser escrita, esta vez por dos personas, solo dos. Una oprtunidad para dibujar el destino que ahora recorrerían y llenarlo de las cosas que siempre quisieron ver, tener, respirar y sentir. Las perepciones individuales, los paraísos  pintados que compartían.
Como en una mudanza, como una casa embargada, se deshizo de todos aquellos muebles que le resultaban innecesarios, o quizás no, su utilidad era guardar memorias, recuerdos, guardar un pasado. Con algo de añoranza, lo dejaba ir y no lo se lo negaba tampoco. Estoy limpiando-,  aclaró en un susurro, como excusándose con las paredes por arrancar el empapelado a grandes trozos, un suspiro apenas audible, como explicándose a sí misma- .. para aclarar mi visión.  Sólo quería evaporarse, porque los terceros siempre complican las cosas y no habia espacio en si misma ya, para tener que ser precavida. No quería cuidar sus  palabras, no quería mostrar una imagen, no quería que ninguna baldoza del suelo que alguna vez había pisado volviera a aparecer en su camino e interfiriera en él. Sólo  hay espacio para dos en este sendero, se repitió mientras sacaba la última caja y la depositaba contra un árbol y la veía desvanecerse hasta desaparecer.
Con el tiempo la senda se  ensancharía, no lo dudo, pero con nuevas fotos, nuevas notas, nuevas personas. Nuevo y blanco, mis nuevos aliados pensó y miró una vez más al cielo.