Buenos Aires explota madrugadas, mi cabeza intranquila entreteje las lineas que alguna vez escribimos. La tierra late, la sentís vibrar? la música estalla, las luces queman y mi delirio busca una coherencia entre la multitud, en cada vida que se avecina. Mi pecho sin aire, mis labios secos, mi mano busca una mano, mi piel siente tu calor deslizarse en la distancia que nos separa.
Voy recorriendo partes de mi historia, buscando aquella astilla que causó la herida y se dio por fugitiva, uniendo memorias, este carnaval esquizofrénico.
Un cuerpo que encierra a tantas personas, una cárcel de manías. Quién sos? Quiénes somos todos nosotros?
Una multiplicidad absorta que busca comprender, que busca, que busca y no encuentra.
La ausencia, mi delirio, esta escena. Cada color que arremete contra mis pupilas, el aire helado que en mi boca se transforma en agua. El pasto con aromas del pasado, la intensidad de la llovizna, gotas que lavan angustias. Las drogas, las drogas.