Huellas dactilares dibujadas, desparramadas al azar, se deslizan lentas meticulosamente me traspasan y se adueñan de una fragilidad tan suave, tan inmutable, flexible, una fragilidad que quizás sea irrompible.
No sé si quiero hablar de las huellas , de lo que se quiebra, o del tiempo que es imperturbable al igual que yo que siempre estoy al limite de hacerme astillas pero cedo. Saber que el tiempo es más una percepción que algo lineal. Saberse flexible , saberse muerta de antemano, saberse herida, aferrarse a lo conocido del dolor, un témpano que quema.
me siento muda me siento indefensa y pienso en que ya va a pasar, pienso en el tiempo , en la inmutabilidad, en lo frágil, en lo flexible, en lo que trasciende, en la música. Y me voy, me voy de ese momento y de ese lugar, hasta que hayas terminado conmigo y vuelvo. Todo está desconectado, todas las palabras flotan en una nube de ideas y se pelean por salir todas juntas, porque se sienten apretadas y les duele estar encerradas, me duelen.
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