La vista sufrió un desenfoque de lente, cada cavidad en su cuerpo quedó cubierta y sin embargo nada se filtró. El frio la abrazó reconfortante, el peso quedó en el pasado. Ahora sumergida como estaba en el azul olvido comenzó a bracear interminablemente. y dio vueltas como si siempre hubiese pertenecido allí.
Sacó la cabeza y tomó aire. La lágrima caliente se fundió en la humedad de su rostro y se perdió allí. Los ruidos seguian pero ella sonrió dejando a la vista que le faltaban ambas paletas. 7 años, entera. El patio era chiquito pero lleno de plantas, la perra le ahuyaba a la pileta pero sus ojos se desviaron hacia el gigantesco vitraux que tenia a su costado, que cubría toda la pared del living. La luz se filtró a través y los colores cambiaron. Su mirada se quedó alli para siempre.
Se paró en el borde y se tiró de cabeza dando una vuelta en el aire. Permaneció en el fondo sin ningún esfuerzo y esperó que la presión la fuera llevando hacia arriba. Una vaga sombra pasó a su lado y sabía quién era, sabía que lo acababa de inventar porque habia descubierto que lo que no podia poseer debia conseguirlo con su imaginación. Unos cabellos rubios se balanceaban acompasadamente y sus ojos miel. El sonido de la música, el baile al que nunca habia ido. La botellita. Es verdad que gustas de mí? No, no es verdad, me gustabas antes pero ya no. Mintió y jamás supo porqué, Qué hubiese pasado si dijera la verdad. El miedo al rechazo y más tarde el bolsillo de su guardapolvo blanco inmaculado lleno de los caramelos que él le habia regalado. 11 años, confundida.
Cerró los ojos y los abrió. Contuvo el poco aire que le quedaba. Se hizo un bollito y dejó que el agua la hiciera suya y la llevara a donde quisiera. La falta de aire le producía un sádico placer, un vacío que superaba al que sentía. Le dolía el brazo por las heridas recientes y con la otra mano lo apretó más fuerte contra su pecho. El agua lavó la piel y la mente y una vez más huyó. Sacó la cabeza y tomo aire, cómo deseaba tener branquias y así no tener que regresar al exterior nunca más. Cómo deseaba ser un pez y no ser humana. El sol se coló entre los pinos, el calor del verano y sus cachetes colorados ardientes, todos refulgieron y las aves cantaron. Su cuerpo maduro quedaba demasiado grande en aquella pecera en la que ya ni podía nadar. 15 años, solitaria insegura.
Se corrió el pelo de la cara. Un burbuja se deslizó suave a través de sus labios y se elevó. La observó en su camino hasta estallar en la superficie. Todo se veia distorsionado tras aquel cristal inquieto, la belleza del cielo era tan irreal y tan suya y deseó no tener que salir jamás. Se hundió un poco más hasta quedar pegada al suelo donde no escuchaba más que el sonido de sus propios pensamientos. La ausencia materializada en aquel momento que siempre le habia pertenecido, cerró los párpados y cortó el video. En la oscuridad seguia viendo las partículas flotar, siempre en movimiento. Contó los rayos de luz que se filtraban hacia ella, su piel se puso como la de una gallina, tuvo frío. No le importaba, ya nada le interesaba, Hizo caso omiso a aquella oscuridad que progresivamente se adueñaba del tiempo. 17 años, perdida en la ausencia, desperzonalizada.
Su pie chocó contra algo evidentemente cóncavo, acaso era un cuenco? Sus brazos no pudieron estirarse, sabía que afuera la esperaba el invierno y no quería levantarse. Gotas desiguales, incesantes y tibias impactaban en su cuerpo desnudo y desmoronaban toda su estructura de inquietudes. Una calma jamás experimentada la invadía desde entonces, tranquilamente se puso de pie pero no dió ningún paso apresurado. De a poco sus ojos se adaptaron a la luz tenue y entonces cerró la canilla de la ducha, sacó el tapón y el agua comenzó a desvanecerse. Se quedó con los pies sumergidos hasta que la bañera estuvo casi vacia.
A las palabras se las lleva el viento y a los años se los llevó... el agua; Obvservó fascinada una vez más como finalmente lo que quedaba de líquido se arremolinaba en el desague creando un diminuto tifón hasta desaparecer, luego corrió la cortina y agarró la bata y se cubrió en ella. 18 años, en proceso. En progreso.
Un alarido desconsolado y un par de manos que tiraban de su cuerpo diminuto en el afán de llevarla a la superficie. Estiraba sus brazos hacia el interior y se revolvia en si misma luchando por seguir adentro en el calor que la albergó desde el primer momento de su existencia. Y sin embargo fue arrastrada al mundo contra su revocable voluntad. No hubo llantos, solo dos grandes pupilas dilatandose ante las luces de la habitación. Cubrieron su cuerpecito húmedo y sucio en una toalla rosa. Qué ojos! exclamó la voz del médico admirado. Que bebé armónica agregó entonces el obstetra y la felicidad y satisfacción de mi madre fueron tales que se desmayó.
A las palabras se las lleva el viento y a los años se los llevó... el agua; Obvservó fascinada una vez más como finalmente lo que quedaba de líquido se arremolinaba en el desague creando un diminuto tifón hasta desaparecer, luego corrió la cortina y agarró la bata y se cubrió en ella. 18 años, en proceso. En progreso.
Un alarido desconsolado y un par de manos que tiraban de su cuerpo diminuto en el afán de llevarla a la superficie. Estiraba sus brazos hacia el interior y se revolvia en si misma luchando por seguir adentro en el calor que la albergó desde el primer momento de su existencia. Y sin embargo fue arrastrada al mundo contra su revocable voluntad. No hubo llantos, solo dos grandes pupilas dilatandose ante las luces de la habitación. Cubrieron su cuerpecito húmedo y sucio en una toalla rosa. Qué ojos! exclamó la voz del médico admirado. Que bebé armónica agregó entonces el obstetra y la felicidad y satisfacción de mi madre fueron tales que se desmayó.