miércoles, 18 de agosto de 2010

Aquel segundo congelado.

Mirabas por la ventana y de repente viste pasar a tu vida corriendo por la vereda. Guardaste todos aquellos objetos  que no tenian significado entonces en el sobre, lo sujetaste con fuerza y saliste corriendo. Bajaste las escaleras a toda la velocidad que tus pies daban y abriste la puerta. Se alejaba cada vez más rápido como si ella también te hubiese visto a través del vidrio.
Un huracán recorrió tus venas, apuraste el paso.
Ella dejaba una estela de colores en el piso como si se estuviera derritiendo, como témpera desparamada por un nene que juega a pintar.

El sobre súbitamente se abrió y  las fotografías y aquellas notas de caligrafía perfecta comenzaron a caerse por la velocidad y así todo se transformó en una gran obra de arte. La vida escuchó que tu paso se había detenido y el latido desesperado de tu corazón, y así lo supo. Un sexto sentido.
Volvió su espalda y desanduvo el camino por el que antes trataba de huir. Se paró esbelta a tu lado y se ambas posaron sus ojos en la otra fijamente, aquel segundo. Buscaron en sus miradas algo que estaban buscando desde el comienzo de los tiempos, vos ambiciosa siempre esperabas algo de ella y ella siempre se tomaba su tiempo. Jamás se te ocurrió pensar que tal vez ella también necesitaba y esperaba algo de vos. Era la unica que te conocía desde adentro, y sabía que estabas estancada y no te esforzabas lo suficiente por salir. Y todo ese potencial que siempre tuviste. Pero en aquel segundo lo encontraron, en aquellos ojos, los tuyos desesperados, los de ella calmos como el atardecer sobre el campo, orgullosos, sabios, piadosos. Sólo te contemplaban oceánicos.
Entonces se agachó y te ayudó a recojer todo lo que se habia caído, todo el pasado, todos los recuerdos, todo el presente y el futuro. Todo congelado en un instante.
No sabés lo que tenés y no te conocés hasta que estás a punto de perder aquello que te pertenece realmente. Y entonces encontrás eso que creias desconocido y lo que habias perdido hacia tantos milenios, lo que habias olvidado, dejado de lado en un rincón empolvado de tu mente.

En ese instante llegó él, con su cámara colgando del cuello y tomó la fotografía...
La más trascendental que habia logrado en toda su existencia. 


1 comentarios:

SarahConH!! dijo...

me encanto!! tu lo escribiste?

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